De lo espiritual en el arte

Ha sido una experiencia de vida, esto formará parte de mí para siempre. He descubierto otra forma de comunicación. De lo espiritual en el arte no es sólo una formación en técnica, es algo más profundo. Me ha llevado a conectar conmigo misma de una forma que no me esperaba, a pintar desde el corazón. Me ha trazado todos los caminos que tengo a mi disposición para encontrarme a mí misma y saber qué tengo que decir y cómo lo quiero decir. Emprendería este camino de aprendizaje una y mil veces.

Va mucho más allá de lo esperado, de aprender una técnica. Apenas sin ser consciente, al final del trayecto descubres el gran cambio. Todo un proceso personal de conexión y conocimiento de ti misma, de ser más consciente de tu relación con el mundo, con el arte, con la vida. Sentir y pintar con el alma. El final de este viaje me ha llevado al principio de otro, de un camino que espero recorrer y que me acompañe siempre. He aprendido a volver a creer en mí, a dejarme llevar un poco más y lidiar con mis "exigencias", a sorprenderme con lo conseguido y a poder afirmar lo que siempre sentí: que necesito el arte para poder existir. Y por supuesto, he aprendido a conocer una técnica maravillosa de la que ya no podré desprenderme.

Me parece un curso espectacular, por muchos motivos: el recorrido técnico, que me parece completísimo (hay veces que me he sentido como en un Máster de bellas artes). Como ponerlo en pocas frases.... He aprendido técnica, presentación, arte, y sobre todo, he descubierto mi propia naturaleza. Ha sido una transformación que marca un antes y un después en mí misma. Me he dado cuenta de que no puedo pasar sin ellas, no sólo por lo mucho que aprendo técnicamente y lo que disfruto compartiendo con ella y con los compañeros del curso, sino porque Araceli te brinda mucho más que una clase plástica; su discurso y su práctica te conducen a desarrollar investigaciones personales profundas y enriquecedoras, a una respiración de calma y de creatividad.

Las clases con Araceli son una explosión de creatividad. No sólo te muestra la técnica de la acuarela sino que te enseña a ver y nutrir tu mirada a través de la observación. Además, es muy respetuosa con tus ideas y adapta sus indicaciones para que avances sin abandonar la base de tu estilo propio. Esa libertad se traspasa también a la variedad de formatos en sus clases: online o presencial. Cursos en los que avanzas a tu ritmo y en los que siempre encuentras referencias e ideas en las que profundizar.

He aprendido tanto, de Ara, de mis compañeras y de mí misma. No solo técnica, sino a observar, a leer en el agua y el pigmento, a conectar con ese lado subconsciente que, sin saber por qué, te lleva a un color, una forma, una textura. Cada acuarela, y cada elemento que eliges para hacerla, es como una mirada al mundo y, a la vez, introspectiva. Personalmente creo que las clases online son un acierto. Trabajar en tu propio espacio y, a la vez, compartirlo con el grupo, además de cómodo, me ha parecido fundamental.